El día 6 de Mayo el Proyecto Rajab tuvo su salida de fin de Curso, que
este año, a petición de muchas madres y niños que asisten a nuestras aulas, fue
a Sierra Nevada y Granada, para ver la nieve. Toda una experiencia vetada para
las personas de nuestro grupo por las temperaturas de sus países y la calidez
del sur de España donde ahora se encuentran.
Este día se inició con dos autobuses y varios coches de apoyo.
Participaron 120 personas, entre adultos y niños/as; de países como Guinea
Conakri, Marruecos, Sahara, Senegal, Pakistán,... Un día para pasar en familia
alumnas y alumnos de nuestras clases acompañadas de hijos, esposos, hermanos; antiguos alumnos de
las clases de Rajab y jóvenes menores de los Centros de Acogida de la Fundación
d. Bosco y Mensajeros de la Paz, que ya son también parte de nuestro caminar
conjunto.
La familia Rajab se echaba al camino y así llegamos a Pradollano, en
plena Sierra Nevada. Al llegar nos llevamos una enorme decepción al ver que las
zonas donde había nieve estaban acotadas, eran zonas gestionadas por una
empresa privada y había que pagar. Nuestra reacción fue de indignación ante la
situación de acopio de recursos naturales que seguimos dando a la empresa
privada, sin percibir lo que supone de pérdida de gozo y disfrute de la tierra
común que se nos ha dado a todas las personas y lo más grave es que esa
situación se va produciendo de forma silente, sin que apenas percibamos el
expolio al que nos van sometiendo sin despertar ciudadano. Por ello no pudimos
menos que hablar con la Directora de estos espacios, que accedió a que nuestro
grupo pasase a la pista de nieve por la tarde. El corazón tiene respuestas que
el mercado no conoce.
Después de la comida, todos y todas preparados, aunque solo una hora
pudimos gozar de este privilegio, porque comenzó a llover intensamente, pero
¡cómo lo disfrutamos!: guerras de bolas de nieve, tiradas en las rampas con
plásticos y colchonetas de playa usadas como improvisados trineos.
La lluvia y granizo no impidieron que la sonrisa y palabras de cariño
siguiesen brotando, cobijado el grupo bajo una techumbre escasa. Éramos una
piña de personas que agrupadas nos ofrecíamos calor unas a otras, palabras de
ánimo, guantes y jerséis de mano en mano hacia quien más lo necesitaba.
Después visitamos el barrio del Albayzín de Granada, contemplando al
fondo la Alhambra. Muchos musulmanes del grupo pudieron orar en la gran
Mezquita, que nos acogió a todos y a todas en sus jardines. Disfrutamos de una
tarde primaveral que hablaba de diversidad de razas y culturas y el reto
siempre nuevo del diálogo, que ensancha las miradas y a todas las enriquece.
Desde la vida seguimos caminando, entre luces y sombras, aciertos y
desaciertos, aprendiendo de todos y de todo. Gracias