LILIANA CORONADO: ALUMNA EN PRÁCTICAS DEL MÓDULO DEL GRADO SUPERIOR DE INTEGRACIÓN SOCIAL, REALIZADO EN EL INSTITUTO SANTA CATALINA DE ALEJANDRÍA.

Liliana Coronado: «Me gusta mucho involucrar el arte con el área social y en Rajab se combinan muy bien estos dos elementos»
Rajab es un campo de mediación y de diálogo intercultural. Así resume Liliana Coronado este proyecto de la Institución Teresiana en el que lleva años como voluntaria y, ahora, como estudiante en prácticas. Monitora y artista peruana cursa en la actualidad el grado superior de Integración Social en el IES Santa Catalina de Alejandría de Jaén, que incluye tres meses de prácticas.
Sus funciones son las mismas que lleva tiempo desarrollando en la que considera ya su casa: da clases de español, se encarga del área administrativa y del acompañamiento a las personas migrantes que acuden al proyecto Rajab, todo ello sin olvidar la parte artística. «Me gusta mucho involucrar el arte con el área social y aquí se combinan muy bien estos dos elementos para trabajar sobre todo con las mujeres, los niños y los jóvenes porque el arte es siempre una ventana abierta que te permite trabajar otras áreas como son las habilidades sociales, las emociones o el interior de una persona», explica. No en vano andan inmersos en los preparativos del fin de curso, donde se plantea una obra de teatro con mujeres y actuaciones y bailes por parte de los más pequeños.
Esta mujer polifacética tiene claro que para amar hay que conocer: «Aquí vas conociendo y vas amando, y ese amor te lleva a un servicio, a una entrega», un proceso que profundiza en el conocimiento de otras culturas y ayuda a comprenderlas. El enriquecimiento así es recíproco porque como asegura Liliana, «tú das y recibes al mismo tiempo», aunque ella considera que se recibe mucho más.
«Para mí es admirable que una mujer mayor venga a estudiar el español con la motivación de querer aprenderlo, aunque quizás hable poquito porque no tuvo la oportunidad de ir a un colegio; o cómo los niños se van integrando en las escuelas», reconoce. Liliana Coronado también aprecia mucho el esfuerzo y las ganas de salir adelante de las mujeres que acuden de otras asociaciones, sobre todo aquellas víctimas de violencia, cómo van superando la tristeza —«acá tú las ves sonreír y a veces llorar; ese acompañar y sostener a mí me enriquece muchísimo»—.
El voluntariado es una parte esencial en el proyecto Rajab, ya que se extiende como una red que hace posible llegar a todas las personas que acuden aquí en busca de ayuda. En este sentido, Liliana valora la entrega de los voluntarios tanto mayores, quienes a través de esta labor altruista «se sienten autónomos, útiles y ven que su vida aún sigue aportando sabiduría y conocimiento», como migrantes. Estos últimos son, a su juicio, muy importantes en el proyecto Rajab. «Una cosa es ser voluntario y otra, voluntario migrante. Unir estos dos aspectos te lleva a una empatía más profunda con las personas que vienen porque han pasado por lo mismo. Saben la necesidad a fondo», detalla, y pone el foco en la habilidad en los idiomas como herramienta para facilitar la atención.